¿Qué pasa por la mente de un computín cuando le proponen ser CTO de una startup?

Hoy en día se habla mucho de la escasez de computines, situación que efectivamente se da en empresas gigantes y en startups pequeñas.

Pero también es frecuente que las personas técnicas reciban propuestas de personas con background no técnico para fundar una startup como CTO.

Probablemente si eres computín lo has vivido, o lo vivirás, así que tienes que estar preparado por si te decides a emprender algún día.

Y en mi caso personal, siempre me provocó un poco de anticuerpos que me pitchearan el Uber de (inserte infinitos conceptos aquí) 😅.

Aprender a hacer las preguntas correctas fue clave para darme cuenta que en general esas personas llegaban con sólo una idea, y planeaban construir algo hermoso que sólo estaba en su cabeza, y luego salir a venderlo (🚩🚩🚩👀).

Me llegaron varias propuestas de amigos, jefes y gerentes de grandes empresas. Todos muy inteligentes. Pero ninguno logró convencerme de que eran los indicados.

  • Ya, ¿y tienes clientes que te la compren?

  • No, porque cuando tenga la app completa se darán cuenta que…

  • Ya, ¿y si tratas de venderlo sin tener la app?

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⚠️ Se busca un CTO ⚠️

Érase diciembre del 2020, y por cosas de la vida llegué a trabajar a una fintech que vi crecer desde 30 personas, a 400 al momento de mi renuncia. Vi con mis propios ojos cómo una startup exitosa se armó desde sus comienzos.

Vi y participé proactivamente de ese crecimiento, y luego de un año y medio desarrollando productos digitales, me empezó a entrar el bichito del emprendimiento nuevamente…

En ese entonces, también trabajaba como freelancer esporádicamente. Era entretenido, asumía desafíos súper particulares y tenía que lidiar con clientes muy difíciles (por no decir otra palabra 👀).

Un día un amigo no técnico de la universidad me pidió ayuda con una tarea que le dieron en su práctica. Estaba trabajando en la empresa logística más grande de Chile y necesitaban hacer un scrapper. Yo había hecho varios proyectos just for fun sobre eso, entonces nos juntamos y salió en un par de horas.

Todo bien, le comenté a mi amigo que le dijera a su jefe que para la próxima me contratan como consultor externo para ganarme unas pesetas🤷‍♂.️

Pasaron dos meses aproximadamente hasta que me llegó un WhatsApp del jefe de mi amigo, Diego. Yo pensé: “buena! Ahora sí seré freelancer para un cliente connotado, pal’ CV 🔥”.

Me acuerdo que en esa conversación de WhatsApp no hablamos mucho. Supuse que me querían contratar porque me contó mi amigo que habían contratado a una empresa externa para hacer el scrapper. Les pagaron una cantidad de plata considerable y no pudieron hacerlo. Acordamos un meet para conocernos con Diego.

Nos juntamos por meet, me habló de muchos problemas de la industria, su visión, hacia dónde iba y muchos conceptos que no cachaba tanto la verdad… ¿logística? yo ni pedo sabía tanto. Pero independiente de eso varias cosas me llamaron la atención: era muy bueno para vender y además tenía un background técnico, se dedicaba al área comercial y en su tiempo libre enseñaba programación básica en colegios.

Es raro encontrar un TI y que sea extraordinario vendiendo, lo que me dejó pensativo. Finalmente, Diego cerró comentando que tenía una idea, la tenía funcionando en la calle con otro socio hace unos meses, ese socio estaba dedicando al 100% y había renunciado a su pega para eso (wow!, pensé).

Le dije que lo pensaría y que tuviéramos otra reunión para conversar más en detalle de la idea.

Hice la pega. Vine con preguntas preparadas con mucho más conocimiento de la industria que antes: tamaño de mercado, ¿cómo pretendes hacer $?, ¿quién es tu cliente?, ¿cómo sabes que es un problema?, ¿por qué esto necesita tecnología? y un millón de preguntas que quise hacer esta vez. Eso me daría una visión más completa en qué parada estaban.

No me surgió ningún red flag, tampoco esperaba que tuvieran todo resuelto, eso sería extraño. Seguimos avanzando, ahora conocería a José, su socio. Nos reunimos por meet, nos presentaron y me contó su historia. Ahí fue cuando salí convencido de que podíamos ser un equipazo.

José me contó cómo se tiró el verdadero piscinazo del emprendedor sin importar si había agua o no. Renunció a su pega después de estar dos años en el banco para emprender, ¿en qué? no sabía, ¿cómo? con convicción y humildad.

Con Diego querían construir una empresa logística, en ese entonces con otro nombre, pero ahondar en eso da para otra historia 😜.

Jose se inscribió en más de 20 plataformas de delivery y logística, desde entregar paquetes para Chilexpress 📦 hasta hacerlas de Rappi y Uber 🛵. Las hizo todas para conocer cómo es la cosa en la calle. Era admirable.

Ahora estaba actualmente a cargo de hacer andar la idea: se levantaba todos los días a las 5 am, iba a la periferia de la ciudad, se traía paquetes de los centros de distribución y coordinaba gente que para los fuera a entregar.

Todo lo contaba con una humildad tremenda, que realmente me sorprendió.

Terminamos la reunión y todo pintaba para bien, decidimos juntarnos a conocernos en persona.

Nos juntamos en el Hard Rock Cafe del Costanera Center, hablamos de un millón de temas de startups, se habían juntado con muchos expertos y founders. Estaban avanzando. Saliendo de esa junta, no teníamos duda: nos íbamos a caer bien, había alguien con un tremendo corazón y garra, un vendedor extraordinario, sólo faltaba alguien para crear el producto. Ya teníamos un equipo que la podía romper.

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Buscar tus co-founders no tiene por qué ser forzado, ni apresurado. Es estar preparado para emprender, hacer las preguntas correctas y admirar a las personas con las que trabajarás. Pero también son elementos emocionales que te hacen arriesgar lo que tienes por cumplir una visión.